¿Energía masculina en mujeres?

Desmitificando una tendencia que confunde más de lo que ayuda

En los últimos años, ha cobrado fuerza un discurso que atribuye a las mujeres con “alta energía masculina” características como ambición, liderazgo y capacidad de toma de decisiones, argumentando que esto las lleva a sentirse estresadas, agotadas y desconectadas de su “naturaleza”. Este enfoque ha generado interrogantes profundas: ¿De verdad el éxito y la ambición comprometen la esencia femenina? ¿O es esta narrativa otra forma de limitar el potencial de las mujeres bajo una capa de supuesta espiritualidad y equilibrio?

¿Qué son la “energía masculina” y “femenina”?

Para abordar este debate, es importante entender cómo se definen estas energías:

  • Energía masculina: Asociada con acción, lógica, resolución de problemas, ambición y competencia.
  • Energía femenina: Vinculada a la intuición, empatía, sensibilidad, creatividad y cuidado.

Aunque ambas energías pueden coexistir en cualquier persona, la narrativa que sostiene que las mujeres que operan predominantemente desde la “energía masculina” pierden su “esencia natural” perpetúa un concepto problemático. Este enfoque no solo simplifica la complejidad humana, sino que también refuerza estereotipos de género que han limitado a las mujeres durante siglos.

El éxito femenino: Más allá de etiquetas y estereotipos

A lo largo de la historia, las mujeres han demostrado que el liderazgo, la creatividad y la sensibilidad no son mutuamente excluyentes. Figuras como Marie Curie, Eleanor Roosevelt o Malala Yousafzai han roto moldes, dejando claro que las etiquetas de “energía” son irrelevantes cuando se trata de perseguir metas y cambiar el mundo.

En el presente, mujeres como Oprah Winfrey o Jacinda Ardern continúan desafiando la narrativa al liderar desde la autenticidad y con un profundo sentido de conexión humana. Según un informe de Fortune, el 13% de las empresas en la lista Fortune 500 son dirigidas por mujeres, un porcentaje que, aunque todavía bajo, sigue creciendo con cada generación. Además, investigaciones de Harvard sugieren que los equipos liderados por mujeres tienen un 21% más de rentabilidad, demostrando que los rasgos asociados a la “energía femenina” pueden ser una ventaja competitiva.

Rompiendo el mito: La ambición no es un defecto

Una idea particularmente perjudicial de esta tendencia es que las mujeres deben “bajar su energía masculina” para encontrar equilibrio, lo que a menudo se traduce en ceder poder, ambición o liderazgo. Este pensamiento no solo desvaloriza los logros de millones de mujeres, sino que también refuerza la idea de que el éxito femenino debe estar condicionado a un equilibrio que rara vez se exige a los hombres.

Ejemplos como Sara Blakely, fundadora de Spanx, o JK Rowling, autora de Harry Potter, muestran que el éxito no tiene género ni está limitado por estereotipos. Estas mujeres han construido imperios desde cero, combinando perseverancia, creatividad y sensibilidad, sin sacrificar su identidad.

Autenticidad: El verdadero equilibrio

Más que ajustarse a un cálculo de “energías”, el verdadero reto para las mujeres es abrazar su complejidad. Somos multidimensionales: podemos ser ambiciosas y sensibles, fuertes y vulnerables, lógicas y creativas. El éxito no está en equilibrar energías, sino en aceptar que nuestras capacidades trascienden las categorías.

La idea de que una mujer debe depender de otro para encontrar estabilidad no solo es anticuada, sino que ignora los avances logrados por mujeres que han redefinido lo que significa liderar y vivir con autenticidad. El balance no es un estado estático, sino una dinámica personal que cada una construye a su manera.

Conclusión: Más que una etiqueta, somos potencial

La tendencia de encasillar a las mujeres en “energías” no solo confunde, sino que perpetúa límites innecesarios. Las etiquetas son una trampa, pero la autenticidad es liberadora. No somos menos femeninas por ser líderes, ni menos sensibles por ser ambiciosas. Somos mujeres completas, capaces de transformar el mundo desde nuestra individualidad.

Es hora de dejar atrás los estereotipos y abrazar nuestra diversidad. Con o sin etiquetas, con o sin ayuda, podemos ser todo lo que deseemos. Y al hacerlo, no solo nos empoderamos a nosotras mismas, sino que inspiramos a las futuras generaciones a desafiar los moldes y crear nuevos paradigmas.

Yancari Fleming

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