Celebrar las fechas importantes tiene un significado especial. Aunque soy dominicana y no crecí celebrando el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving), encuentro que esta festividad tiene un sentido profundo que va mucho más allá de los platillos o las tradiciones.
Antes de reflexionar sobre su importancia, hablemos un momento del pavo, el protagonista de la mesa. Este ave parece tener una peculiaridad: no importa cuánto lo sazones o qué técnica utilices para prepararlo, siempre parece mantenerse aparte. Lo dejas marinando por días, lo cocinas en una funda especial, lo bañas en salsa… pero al probarlo, el pavo sigue siendo pavo. Es como si resistiera mezclarse con otros sabores, cada bocado tiene un contraste: la carne por un lado, la salsa por otro. Incluso si le pones ketchup, sentirás cómo los sabores se separan en tu boca.
Pero Thanksgiving no es solo sobre el pavo, y es allí donde radica su verdadero valor. Esta festividad tiene sus raíces en el año 1621, cuando los peregrinos, un grupo de colonos ingleses que llegó a América, organizaron un festín para agradecer la ayuda que recibieron de los nativos americanos tras un invierno devastador. Fue un momento de unión entre culturas, de gratitud por la vida y por los alimentos cosechados.
Hoy en día, el Día de Acción de Gracias invita a reflexionar sobre lo que verdaderamente importa. No se trata de los lujos, el carrito lleno de Amazon, los muebles minimalistas o el auto más moderno. Tampoco de tener la figura perfecta o una casa de revista. Lo que realmente tiene valor son las cosas simples y esenciales: la vida, la salud, el amor de quienes te rodean, un techo bajo el cual resguardarte.
Si alguna vez te falta algo, agradece lo que tienes. Si no tienes salud, agradece la vida. Si no tienes compañía, agradece la oportunidad de empezar de nuevo. Este día nos recuerda que estar vivos ya es un motivo para agradecer, porque todo lo demás se construye sobre esa base.
Así que en este Día de Acción de Gracias, te invito a detenerte, reflexionar y valorar lo que eres y lo que tienes justo ahora. Esos momentos de gratitud son los que nos impulsan, los que nos dan fuerza para levantarnos cada día, para soñar y para seguir adelante.